Desde 1967 existe el MCA (Museo Contemporáneo de Arte en Chicago), uno de los más amplios museos en Estados Unidos, ubicado en Illinois, ha tenido exposiciones del músico David Bowie, como también de la artista Frida Kahlo, convirtiéndose en uno de los museos más visitados de dicho país. Para Febrero, la institución ya tenía decidido cambiar de logo, el cual fue realizado por la agencia de identidad en Amsterdan Mevis & Van Deursen, junto al equipo del director de diseño Dylan Fracareta, no obstante el anuncio oficial del cambio se dio hasta esta semana.
«Armand Mevis y Linda Van Deursen usaron el concepto de una cuadrícula como tema principal en el nuevo diseño y tipografía. […]. La nueva tipografía esta elaborada combinando distintos cuadros, para crear una forma de letra distintiva. Entre más cuadros, más suave y refinada la letra. Hay seis unidades definidas, cada una con su propia personalidad, que provee vivacidad esencial y flexibilidad. La paleta es predominante en el negro y el blanco, con acentos y resaltes en azul y amarillo, jugando uno con el otro».
MCA comunicado de prensa.
La tipografía utilizada basada en una cuadrícula, posee muchas variantes, de esta manera entre más cortes, las letras parecen rayadas, mientras que con menos cortes, las letras se parten sin unirse, creando formas geométricas separas como por líneas, como por ejemplo, los rombos o hexágonos en el caso de la letra O.
El logo anterior era muy simple, letras encerradas en un círculo, algo muy común y no tan específico (podría servir para toda clase de instituciones e incluso productos), el nuevo es como un acertijo, extremadamente complejo, que capta la atención pero a su vez, distrae de cual es la identidad protagonista del museo, ya que su repertorio de versiones, son muchas para una única institución, que no es una cadena hotelera o de restaurantes, para tener que presentar tantas opciones a la vista de la audiencia.
Esto no solo se evidencia en el logo, si no también en las tipografías, que incurren en un error muy básico: no facilitan la lectura, crean en el espectador una sensación de vértigo, ya que se distorsionan fácilmente conforme se van reduciendo.
¿Más es mejor?, extraña pregunta, pero en el caso de un sitio donde lo más importante es la historia, la cultura y el arte, una única tipografía sería lo más recomendable, para crear una entidad sólida, en vez de muchas secundarias, que solo cuestionan al espectador sobre ¿cuál es la verdadera imagen comercial del museo? es cierto que la propuesta impacta, pero no de una manera convincente.
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