La linea entre el arte y la ciencia puede ser muy delgada, debido a la similitud existente en la búsqueda de la transformación y la experiencia.
En Bélgica aparece el artista Carsten Holler, cuya visión es la interacción del publico con sus obras, por lo tanto sus estructuras son atracciones de un parque de diversiones o esculturas animales con gran grado de realismo, donde en muchas ocasiones el espectador puede llegar a ser parte de su obra, Holler utiliza sus conocimientos en ciencia cinética ademas de sus estudios en biología para crear todo una relación entre el ser humano y el mundo artístico.
Su obra en cuestión no solo posee un atractivo visual sino también un elaborado sistema de mecanismos que dan origen a movimiento, iluminación o sonido.
Fuente: airdeparis